La autoestima sexual es la valoración y satisfacción que tienes sobre tú y tu vida sexual. Es decir, qué piensas sobre tú, en el terreno erótico y con qué facilidad te permites sentir placer.

Para fomentar esta autoestima son necesarios varios pasos:

• Conciencia corporal. El primero consiste en conocer y querer el mismo cuerpo. Es decir, potenciar un autoconocimiento real del cuerpo, siendo consciente de sus cambios y reacciones para fomentar la aceptación y una buena imagen corporal.
• Conocer el mapa de placer de tu cuerpo. Es decir, saber qué partes de tu cuerpo te proporcionan placer. Este paso se consigue a través de la masturbación, una práctica sexual que te ayuda a averiguar aquello que te gusta para poder, después, compartirlo con la persona que desees. Además, toda esa información de placer promueve sentimientos de seguridad y autoconfianza que crean relaciones sexuales sanas y positivas.
• Reflexionar sobre que tipo de relaciones sexuales deseas. Una vez adquirido una buena conciencia corporal y de placer, es importante pensar sobre qué gustos y demandas sexuales prefieres en tu vida. Aquí, estás activando tu empoderamiento sexual, eligiendo aquello que deseas y no dejándote llevar solos por un único modelo de sexualidad. Si no jugar y disfrutar de la sexualidad según el día, las ganas y tus preferencias.
• Responsabilizarse del mismo placer. Con toda tu conciencia erótica, es muy relevante ser responsable de tu sexualidad y reivindicar tus deseos. Tu placer es para ti y tú decides cuando compartirlo con otra persona, siempre desde una empatía y respeto mutuo. El o la mejor amante es aquel o aquella que disfruta con su cuerpo.
• Comunicación y empatía. Al conocer aquello que te gusta y tener una buena imagen corporal, es importante utilizar la comunicación para crear relaciones sanas y desde el respeto. Es decir, a la hora de compartir placer con alguna persona, es necesario el cuidado y la empatía para poder disfrutar de una sexualidad complaciente.

En definitiva, para una autoestima sexual adecuada es importante una educación sexual de calidad que nos ofrezca todas las herramientas necesarias para conocer y estimar el cuerpo, aprender sobre nuestro placer, y generar relaciones sexuales sanas a través de una comunicación empática y respetuosa, donde ambas personas sean responsables del mismo placer y desean compartirlo.